Por Ricardo Vilchez Navamuel
Es curioso, pero pareciera que el
ser humano en general, maneja una conciencia de pre-kinder y cuando
mucho, de “primera comunión”.
Veamos. La preferencia que siempre ha
sentido por el espectáculo, distracción, diversión y morbo - sin entrar a
considerar que estas actividades sean positivas o no - nos permiten
darnos una idea de “cuanta madurez hemos alcanzado”….ninguna. Recordemos
la frase, “Panem et circenses”, aquella que nos dice que al pueblo hay
que darle “pan y circo”, creada por el poeta romano Décimo Junio Juvenal
en el siglo primero, así mantenían ocupados y distraídos a los
ciudadanos para que no pensaran. Sin duda alguna, el poeta conocía muy
bien la naturaleza humana;
También la preferencia por lo
superficial, por lo banal, por lo que hoy consideramos como “light”,
demuestra un estado de conciencia del ser humano muy poco evolucionado.
La pasión que seguimos teniendo por
las cosas materiales y que de alguna manera, ha sido utilizado por
aquellos que conocen nuestras debilidades fomentando lo que podríamos
llamar el capitalismo egoísta, mercantilismo o sociedad de consumo. La falta de interés por hacer bien
las cosas. La escasa atención que le damos a lo importante. Lo poco
rigurosos y alérgicos que somos para reflexionar o mejor dicho la gran
pereza a pensar que padecemos. La mediocridad con la que actuamos.
Por eso probablemente aparecieron
los “10 mandamientos”, como una forma de conducir a la humanidad. Me
refiero a ellos simbólicamente, pues se conocen muchas otras guías a
través de toda la historia humana en las diferentes culturas y sistemas
religiosos.
Y vemos entonces como ha habido
necesidad de reglamentar todas las actividades humanas, desde la
práctica de la medicina hasta la profesión de cura; del futbol al que
hacer legislativo, de lo económico a lo marítimo, de la utilización del
espacio aéreo a una legislación internacional; de las actuaciones de los
gobiernos locales hasta los sistemas de dopaje de los deportistas. En
fin hoy por hoy casi todo está reglamentado.
Esto no significa que estamos
deacuerdo con el “socialismo del siglo XXI” ni con ningún socialismo ni
autoritarismo ni nada que se le parezca. La libertad es una condición humana incuestionable, es un derecho humano primario y fundamental.
La actividad del periodismo y de los
medios de comunicación, al igual que otras actividades, debe de
contemplar este derecho humano. Esto para los demócratas, ya no es
discutible. Pero si pienso que debe de ser mejor y más reglamentada. Hay
un libertinaje en la actividad que realizan los medios de comunicación y
los periodistas, amparados por la libertad de prensa que han hecho que
esa actividad, deshonre, haga mala praxis y también sea corrupta.
Deshonre, con los juicios
mediáticos, sean estos de políticos, artistas, curas o deportistas. Hace
mala praxis, cuando por limitación de tiempo, inmediatez de la noticia o
primicia, no actúa profesionalmente y adelanta criterios sin
investigación seria. Corrupta porque altera con “verdades relativas” la
verdad y por que abusa de su condición de medio en muchas ocasiones.
Para que el lector comprenda mejor
la libertad como derecho humano, podemos poner como ejemplo el que uno
puede circular por todo el país. En otras palabras hay libertad de
movimiento. Pero uno no puede ir por ahí alterando el orden, brincándose
los semáforos o transitando en auto en contravía. ¿Por qué?
Porque por el bien de la sociedad
hay reglamentos. Si tuviéramos más conciencia, “otro gallo cantaría”
pero la realidad humana es la que es. Y los periodistas son seres
humanos iguales a todos los demás, a los políticos, a los músicos, a los
agricultores o a los economistas. Ellos no son otra raza diferente ni
mejor, ni peor. Son iguales sin excepción.
Jean Daniel, periodista francés en
una entrevista que le hacen en el periódico español “El País” dice lo
siguiente: “La capacidad de hacer el mal que tiene el periodista es
devastadora. En un día o en una hora se puede deshacer una reputación,
se puede transformar a alguien que tiene fama de ser honesto en un
terrible malhechor. Es un poder terrible”. “Enciendes
la televisión y ves una cara. ¿Qué ha hecho? Y después de la cara
alguien dice: "Ha sido acusado de ..." Sin pruebas. No es sólo la
difusión del rumor, es la fuerza que se da a la presentación del rumor”.
Esas dos citas reflejan muy bien,
esa realidad humana a la que pertenecen los periodistas, ni más ni
menos, a la de todos los seres humanos.
Quisiera concluir expresando lo que dice Jean Daniel sobre el periodismo: “El fundamento del periodismo es buscar la verdad y contarla”.
Me inclino a pensar que hoy pareciera que la premisa es otra: “Cuenta
cualquier cosa que tenga viso de verdad, que impacte y entretenga; poco
importa si es cierta o no”.
Si el periodismo no quiere caer en
el descrédito en que ha caído la política y el mundo de las finanzas,
deberá de poner sus “barbas en remojo”, porque está a punto de
precipitarse. Se imaginan, con el poder que tiene la prensa, el bien que
podría lograr tan solo buscando la verdad y las soluciones a los graves
problemas de la humanidad. Más periodismo al estilo de Jean Daniel y
menos sensacionalismo.
Nota: Este artículo fue publicado en varios medios entre ellos la Agencia Latinoamericana de Información (ALAI) América Latina en Movimiento el día 3 de agosto del 2009.
Este artículo fue publicado en el año 2009 en varios medios entre ellos:
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