Educar para la Democracia es educar para la Paz y la Libertad
Por Ricardo Vilchez Navamuel
Publicado en el periódico El Mundo de España 29 de abril del 2003
Cuando hablamos de democracia, pareciera que no nos ponemos
de acuerdo. Hay opiniones de grupos y personas
que interpretan el concepto de democracia bajo los matices de otras ideologías,
sean nacionalistas, socialistas, comunistas o grupos de izquierda y fundamentalistas. Así podemos encontrar
socialistas demócratas, demócratas cristianos, “demócratas comunistas”,
fundamentalistas demócratas, nacionalistas demócratas, etc.
Sin embargo, si echáramos una mirada a tan sólo 30 años
atrás y comparáramos las democracias con
las de nuestros días, nos daríamos cuenta que se ha logrado bastante.
Hoy, podemos afirmar con toda
seguridad que sí nos estamos poniendo de acuerdo, aunque sea lentamente, poco a
poco, porque empezamos a comprender que la democracia es un proceso. La
Democracia no es una cosa que se da en forma automática simplemente al
crear instituciones y Cartas Constitucionales. Hay etapas o niveles
que se van realizando y que la van afianzando . Algunas veces esas etapas no
están lo suficientemente consolidadas y entonces es fácil que surjan propuestas
menos demócratas.
Podemos apreciar y observar la evolución democrática en
diferentes países; en unos pocos se
logró la consolidación rápidamente, algunos, dentro del proceso se estancan,
y en otros -podríamos decir- que hay interrupciones aparentando
retrocesos, por cierto nada novedosos.
La historia nos puede enseñar como esas interrupciones se han dado en la
mayoría de los países que emprendieron el camino de la democracia. Prácticamente todos los países
democráticos han tenido a lo largo de su historia golpes de estado, dictadores
y tiranos casi siempre militares o fanáticos religiosos.
También es aceptable y comprensible que se observen algunas
diferencias: un socialista demócrata no es esencialmente demócrata (¿es más
socialista que demócrata o más demócrata que socialista?). Por eso es fácil
encontrar las razones por las cuales unas democracias y unos demócratas aún son
débiles y no completamente coincidentes con los ideales mismos de la
democracia.
Una de esas razones, es que la democracia es muy joven, muy
nueva tal y como la conocemos hoy, tiene sus raíces entre los siglos XVI y
XVII.
España y Argentina hace menos de 30 años iniciaron sus
procesos democráticos modernos casi al mismo tiempo, allá por los años 78-80.
Solo como referencia, hasta hace muy poco, según el PNUD: -fines del decenio de 1970- habían solo
40 países que poseían sistemas
democráticos de gobierno; actualmente más de 120 países han comenzado la tarea
de crear sociedades democráticas, esto representa dos terceras partes de la
población del mundo.
Otra
razón-quizá la más importante- es que no nos damos cuenta que no hemos educado para la democracia. Inclusive en los
países más avanzados del mundo, la educación democrática es casi inexistente en
los programas de educación preescolar, primaria y secundaria. Esto es una
realidad que tenemos que enfrentar y corregir lo más rápido posible. Debemos
enseñar los valores democráticos porque estos traen Paz y
Libertad.
Se podría “exportar
este modelo político”, la democracia, con la misma fuerza con la que lo hacemos
con nuestros productos comerciales. A la “larga” es la mejor inversión que podemos hacer para evitar cualquier tipo de conflictos
bélicos. No deberíamos olvidar que
iniciamos este siglo XXI con al
menos 30 guerras importantes en el mundo
(algunas en Europa) y sin embargo de la mayoría de ellas, prácticamente ni nos
acordamos.
Al terrorismo debemos de atacarlo por todos los frentes,
fundamentalmente en lo que signifique
prevención, a corto, mediano y largo plazo; esto incluye Educar para la Democracia por todos los
medios posibles de una manera masiva y sostenible, al menos como un contrapeso
mínimo de los fundamentalismos religiosos, nacionalismos y todo tipo de extremos que sirven como medios
que conducen a la violencia.
En una “Entrevista con la Historia” que la periodista Oriana Fallaci hiciera en 1972,
Golda Meir dijo: “A la paz con los árabes sólo se podría llegar a través de una
evolución por su parte, que incluyera la democracia. Pero vuelva a donde vuelva
los ojos, no veo ni sombra de democracia. Veo solamente regímenes
dictatoriales. Y un dictador no tiene porque dar cuentas a su pueblo de una paz
que no hace”.
Bien, yo no me hubiera referido así, expresamente de los árabes,
lo habría hecho en términos generales a
esos seres humanos -cualquiera sea su etnia-
que piensan y actúan con conceptos nacionalistas o fundamentalistas
fanáticos, como fueron quienes formaron
parte del grupo “Sendero Luminoso” de Perú o lo que es el grupo de Al Qaeda
actualmente con personas como Osama Bin Laden, cuando declara una “guerra
santa”, gente que no respeta la legalidad internacional, la vida humana y mucho
menos los Derechos Humanos o dictadores como Sadam Husein que en su ceguera oprimen a sus pueblos y los
arrastran con sus miserias.
Por todo esto, he presentado en mayo pasado, un proyecto al
gobierno de Costa Rica (actualmente en estudio) para que haga una propuesta en
la Organización de las Naciones Unidas, con la intención de establecer una
Oficina especial para Educar
para la Democracia. Una iniciativa independiente que pretende diseñar y
desarrollar una estrategia nueva y moderna, de tecnología educativa y creativa,
dentro de un marco ideológico de interpretación universal de la democracia,
reconocida como un proceso y base fundamental en el fortalecimiento de los
conocimientos, valores y actitudes para la práctica de estilos de vida
democrática, en la sociedad moderna de Costa Rica y el mundo.
Algunas razones por las que nuestro país, Costa Rica, es
reconocido mundialmente por su liderazgo de democracia, paz y libertad son: La
abolición del ejército en 1948,
iniciativa que no solo es un ejemplo para el mundo por su espíritu
verdaderamente pacifista, sino también, porque facilitó un desarrollo humano
que es un modelo para la sociedad mundial. En 1964 integrado ya a las Naciones
Unidas, Costa Rica presentó la propuesta para el establecimiento de la Oficina del Alto
Comisionado de los Derechos Humanos, que logró ser aprobada en 1993, luego de
una larga espera.
El 5 de diciembre de 1980, la Asamblea General de la
Organización de las Naciones Unidas resolvió la creación de la Universidad de
la Paz a raíz de una propuesta
presentada también por Costa Rica. Seis años más tarde, nuestro país gracias a
una nueva iniciativa, logra la Proclamación del Año Internacional de la Paz y
en 1987, el costarricense Oscar Arias Sánchez es merecedor del Premio Nobel de
la Paz en reconocimiento de lo que Costa Rica ha hecho por la Paz, la Defensa
de los Derechos Humanos, la Libertad y la Democracia.
Y en España, podemos ver que el sentimiento democrático se
hace sentir de manera permanente . Algunos ejemplos: El 21 de octubre de 2002, su Alteza Real El
Príncipe de Asturias invitó en Salamanca
a los jóvenes iberoamericanos “a ser motor del desarrollo e impulso de la
democracia”.
El día 29 de ese
mismo mes, Su Majestad el Rey le manifestó al presidente de Irán, Mohamed
Jatami: “que es necesario responder al reto de traducir los ideales de las
grandes mayorías del pueblo iraní, que reclaman un nuevo concepto de autoridad,
de participación y de reforma democrática, para incrementar su prosperidad y su libertad”.
El Presidente José María Aznar es un demócrata que cree en
los valores democráticos, los practica, es coherente, consecuente con ellos y
los impulsa permanentemente en todas sus intervenciones públicas.
Adolfo Suarez en una entrevista que le hicieran en la
revista Actualidad en diciembre pasado cuando le preguntaron acerca de lo que
debíamos de hacer para que las generaciones que nos sucedan sepan vivir sin el
uso de la violencia, contestó: “En primer lugar, luchar activamente por el fin
de la violencia, por que la violencia no quede como un legado para nuestros
herederos. Esa es una responsabilidad que no podemos trasladar a las próximas
generaciones . Y en segundo lugar, educar a éstas en los valores de la
democracia. La educación es el mejor antídoto contra la violencia”.
Entendemos que la democracia no es la solución
total a nuestros problemas, pero creemos
que es el modelo político que produce
más Bienestar humano, más Prosperidad,
más Libertad y fundamentalmente
más Paz. De nuevo, estamos en una época
de la humanidad en que debemos asumir la responsabilidad ineludible, que en
este sentido, el siglo XXI nos demanda.
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