miércoles, 9 de mayo de 2018

POR QUÉ NO EDUCAR PARA LA DEMOCRACIA? ¿POR QUÉ NO ENSEÑARLA? Todavía me lo pregunto

Ricardo Vilchez Navamuel


Ricardo Vilchez Navamuel

Hace unos años, en el 2005,  tuvimos la oportunidad de cruzar algunas palabras  con el  Profesor y  Dr. D. Alberto R. Cool (ex Sub-Secretario de Defensa de Estados Unidos de América) a propósito de una conferencia que realizó en Madrid. El tema fue: “¿Hacia dónde marchaba la Política Exterior Estadounidense? El tono crítico era de esperar -contrario a la política del gobierno del Presidente George Bush hijo- destacó el costo económico de la guerra con Irak  y la permanencia de los soldados norteamericanos que arrojaban  hasta ese día la cifra astronómica de 300.000 millones de dólares.

Durante la conferencia explicaba, que de acuerdo a su propia interpretación de los acontecimientos, entre los errores de la política Exterior de ese gobierno de los  Estados Unidos estaban: el hecho de que a partir del 11 de septiembre se había planteado como resultado de ese atentado,  una guerra contra el terrorismo; mencionó la guerra de Irak y como imposibilitó hacer impacto doméstico en el público norteamericano, erosionando la credibilidad dentro de los Estados Unidos.

También añadió entre otras cosas; la posibilidad en un futuro cercano –en aquel momento- de una guerra civil en Irak; el costo económico de esa intervención antes citada; que el gobierno no había evitado el armamento nuclear de Corea del Norte y de Irán; que Washington no había sabido manejar el desgaste de América Latina; el rechazo al Tribunal de la Haya y que la única excepción  que el reconocía, había sido la posición con relación al Comercio Mundial al estar de acuerdo en eliminar los subsidios a los agricultores.

El déficit fiscal de ese momento –decía el profesor  Cool- es de 600.000 millones de dólares. También mencionó que la Dra. Rice estaba tratando de retomar las relaciones con Europa o al menos con algunos de los países con los que se había distanciado. Yo, en ese momento imaginé que se refería a Francia y Alemania.

Pues bien, vamos  a lo que me interesa. Durante toda la charla no se le escuchó hablar nada de educación. Mis compañeros me preguntaban durante el periodo de preguntas que por qué no le mencionaba el asunto de la educación para la democracia, y les respondí, que me parecía era mejor  hablar con él. Al final de la conferencia,  eso hice.


Le expresé mis convicciones en cuanto a la necesidad de educar para la democracia, de enseñar democracia a nivel masivo y le pregunté por qué no se estaba haciendo, que cómo era posible que estemos hablando de promocionar la democracia y que no estemos contemplando la educación para la democracia a estas alturas del siglo XXI, que cómo era posible que ni siquiera teníamos el  Día Internacional de la Democracia, pues para ese momento estábamos promocionando la proclamación de ese día en Naciones Unidas.  Me respondió que tenía razón, que así eran las cosas.

Y yo me preguntaba cómo era posible que se gastara semejante suma en la guerra de Irak sin pensar en presupuestar o al menos contribuir a nivel mundial, incluyendo a Irak, aunque sea un 1% de ese total en la educación para la democracia. ¿No sería un gran negocio para todo el mundo, en términos no sólo económicos, sino sociales y primordialmente humanos reforzar los valores democráticos? ¿No permitiría esto  impulsar grandes programas en educación para la democracia allí donde más se necesite? ¿No multiplicaría las expectativas democráticas y consolidaría la de algunos países donde todavía son frágiles?

¿Es que no se ha pensado que los recursos gastados del pueblo norteamericano, pueden verse desperdiciados si no se fundamentan los valores democráticos a largo plazo? ¿Es que no se ha pensado que tan solo conformar las instituciones democráticas no es suficiente? ¿Es que no se ha pensado que el costo civil para el caso de Irak fue muy alto?

Necesitamos que un nuevo enfoque se sume a los esfuerzos que se hacen en la promoción de la democracia y la democratización de los pueblos.  Inobjetablemente este enfoque no puede ser otro que la educación. Los programas en las escuelas y colegios de la gran mayoría de países con gobiernos democráticos, no han incluido hasta la fecha el tema.  Los que promocionamos la democracia, sabemos que aunque no es perfecta es el mejor sistema político de todos los tiempos. Por eso nos sorprende que los comunistas, socialistas y e islamistas si han enseñado y están educando sus propios sistemas y nosotros, los demócratas no lo hacemos.

Algunos datos a tomar en cuenta tomados de un artículo de Jaime Rubio Hancock,  publicado el 25 de enero del 2018 en el Periódico El País de España: En 1820, hace tan solo 200 años, el 99% de la población mundial no vivía en democracia, hoy el 56%, lo hacen. Podríamos afirmar entonces, que como parte del resultado de esto, se da un avance dramático de la humanidad: para ese entonces solo el 6% de la población no estaba en extrema pobreza,  hoy solo el 10% de la población mundial  lo está; el 83% de la población no tenía ninguna educación, hoy el 86% la tienen; el 12% era analfabeto, hoy el 85% está alfabetizado y así podríamos seguir con mucho más datos.
 
Entiendo que Naciones Unidas reconoce a la democracia como un indicador del desarrollo humano, entonces  ¿Por qué no educar para la democracia? ¿Por qué no enseñarla? Pasados 13 años, todavía me lo pregunto.



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