domingo, 2 de diciembre de 2018

“POLÍTICOS” QUE DICEN NO SER POLÍTICOS



Por Ricardo Vilchez Navamuel

Cada vez más encontramos “políticos” que dicen no ser políticos con el propósito de “vender” la idea de que no forman parte de la clase política, sea porque se supone que la clase política forma parte de los “únicos  malos o corruptos”, como si no encontráramos algunos otros actores de la sociedad que lo son: sea en el mundo financiero, en las grandes industrias farmacéuticas, banqueros, profesionales, empresarios,  sindicalistas, prensa, sistemas religiosos y un largo etc., que involucra todas las acciones del ser humano. Lo hacen  para evitar la etiqueta, por populismo e inclusive, aunque no se crea,  por revanchas, rivalidades y venganzas personales. Sin embargo,  una vez en la arena política, aún sin quererlo, se vuelven políticos de bajo estándar.

Podríamos decir que hay algunas pocas excepciones, no por las formas, si no porque terminan comprendiendo los deberes de ser políticos frente al pueblo, se asesoran bien y terminan  mejorando las economías de sus países cuando logran acceder al poder y por tanto contribuyen a mejorar su desarrollo.

Una sola cosa que tienen esas personas en común con los políticos tradicionales, es su ambición de poder, vistiéndola de diferentes ropajes: sea como representantes del “pueblo”que prometen, una y otra vez, disminuir la pobreza, la desigualdad, la injustica, etc., como si todo eso no fuera compromiso u obligación de cualquier político o de quienes diciendo que no lo son participan en los procesos electorales del país, ostentando la calidad de candidatos a regidores, diputados o presidenciales.

No conocen de política en el buen sentido de la palabra, no entienden de las formas, no entienden el lenguaje político y permanentemente cometen errores. No saben hacer discursos políticos, por que hablan mucho de sí mismos, de su autobiografía, algunos terminan aburriendo a los presentes, otros, simplemente, entretienen a las masas ignorantes.

Se asesoran mal, no sabemos si lo hacen a propósito o por ignorancia, pero lo hacen. Consultan con extraños personajes con los que por alguna razón que desconocemos, tienen empatía. No quieren saber nada de la gente que sí sabe de política, pareciera que  tienen cierta aversión a ellos y no les prestan atención, sean políticos, economistas o especialistas en diferentes temas.

Casi unánimemente no escriben de política ni de economía ni de desarrollo, porque son temas que no comprenden.

Nunca hacen aportaciones económicas personales, se mueven con erogaciones de terceras personas y son poco o nulamente convincentes en la búsqueda de aportaciones privadas.

La lealtad la consideran unidireccional hacia ellos, esta es de una sola vía y no bidireccional. Cualquier persona que discrepe ya no es leal, cualquier persona que tenga opinión personal pierde su confianza, tienden a ser algo paranoicos y la mayoría tienen complejos de inferioridad.

A ellos los podemos encontrar en países como Venezuela, España,  Centroamérica y en otros países de Latinoamérica y si se pone algo de atención los pueden encontrar también en Costa Rica.

Moraleja, hay que tener mucho cuidado,  estas personas terminan siendo malos políticos, malos gobernantes y la gente debe de aprender a identificarlos.






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