miércoles, 31 de octubre de 2012

POR UNA CULTURA DE PAZ



POR UNA CULTURA DE PAZ

HOY  MÁS  QUE  NUNCA  DEBEMOS  EDUCAR  PARA  LA  DEMOCRACIA



Al hablar de democracia, pareciera que todos entendemos lo mismo, pero en realidad,  desafortunadamente no es así. Las influencias ideológicas de finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX se entronizaron en las democracias emergentes de aquellos años y construimos sociedades con nuevas ideologías y  nuevos conceptos;  híbridos por cierto, que construyeron la sociedad del siglo pasado y comienzos del nuevo  siglo.

Tenemos entonces, opiniones diferentes de grupos que interpretan el concepto de la democracia bajo los matices de otras ideologías, sean nacionalistas, socialistas, comunistas o fanáticos fundamentalistas. Entre estos podemos encontrar social-democracias, democracias cristianas, socialcristianas, “democracias comunistas”, democracias monárquicas y simplemente democracias.

Visto de esa manera, es lógico suponer que con el concepto de democracia  no es fácil ponerse de acuerdo. Sin embargo si echáramos una mirada 100 años atrás o tan sólo 40 años, podríamos darnos cuenta lo mucho que hemos avanzado. Lo hemos hecho lentamente, poco a poco la hemos ido construyendo sobre valores universales que nos han permitido ir realizando el concepto de democracia actual.

A la democracia tenemos que verla como un proceso, no es una cosa que se da  automáticamente, hay etapas o niveles que se van realizando y que la van afianzando. Otras veces esas etapas no se  consolidan lo suficiente y las sociedades y los líderes,  responden con acciones menos demócratas.

Podemos apreciar como en diferentes países, las democracias han evolucionado de forma distinta, unas se afianzaron  muy rápido, otras se estancaron, algunas marcan un retroceso,  por cierto nada novedoso, pues la mayoría de los países que emprendieron el camino democrático han tenido y tuvieron grandes tropiezos (1890 1980).

Es entonces comprensible y aceptable que se destaquen algunas diferencias. Por ejemplo: un socialista  demócrata no es esencialmente demócrata- ¿es más socialista que demócrata o más demócrata que socialista? ¿un nacional-socialista demócrata es más nacional-socialista que demócrata o más demócrata que nacional-socialista?  Esta es la razón principal,  por la cual unas democracias son más débiles  o pueden llegar a serlo, porque son  poco coincidentes con los ideales  mismos de la Democracia.

Otra razón es que la democracia moderna  es muy joven, muy nueva. Aunque tiene sus raíces en los siglos XVI y XVII, la democracia de hoy es muy diferente de las democracias de esos años; recordemos que no “existían” los  derechos humanos, se aceptaba la esclavitud, la mujer no contaba,  para mencionar  algunas de los aspectos que marcan la gran  diferencia con el concepto de democracia adoptado hoy en el siglo XXI.

A finales de los años 70, s solo habían 40 países en ambientes democráticos, 30 años después ya habían 120 países que tomaron la decisión  de realizar gobiernos  democráticos  y que  ya suman   más de las dos terceras partes del Planeta.

Por todo esto,  hoy más que nunca  debemos Educar para la Democracia,  debemos de hacerlo para crear una cultura de paz y de prosperidad. No lo hemos hecho hasta ahora  creo yo, “porque suponíamos” que creando el estado de derecho y las instituciones democráticas,  era “suficiente”; pero la historia nos revela otra verdad.  Educar para la democracia es lo que puede permitirnos conservarla. Sino fortalecemos los valores democráticos enseñándolos a la población, la misma  se puede volcar en contra, como lo podemos ver en algunos países y la  interpretación que de ello se desprende de algunas encuestas. 

Entendemos  que la democracia no es la solución total de nuestros problemas humanos,  pero debemos de  reconocer  que es el  modelo político que hasta el momento ha producido más bienestar humano.  Y algo más importante aún, debemos de empezar a  comprender que  la democracia es una forma de vida. No debemos olvidar que los principales  valores que de ella se desprenden son: la paz, la tolerancia, la equidad de género, el respeto por los derechos humanos de los pueblos y la libertad - ¿podemos pensar hoy en democracia sin pensar en libertad?-... libertad política, económica, de culto y de expresión, simplemente libertad... es así como la entendemos. Valores universales con los que más  del  80% de la población del planeta dice estar de acuerdo.


Ricardo Vilchez Navamuel
 



lunes, 1 de octubre de 2012

EDUCAR PARA LA DEMOCRACIA ES EDUCAR PARA LA PAZ Y LA LIBERTAD



Educar para la Democracia es educar para la Paz y la Libertad

Por Ricardo Vilchez Navamuel

Publicado en el periódico El Mundo de España 29 de abril del 2003



Cuando hablamos de democracia, pareciera que no nos ponemos de acuerdo. Hay opiniones de  grupos y personas que interpretan el concepto de democracia bajo los matices de otras ideologías, sean nacionalistas, socialistas, comunistas o grupos de izquierda y  fundamentalistas. Así podemos encontrar socialistas demócratas, demócratas cristianos, “demócratas comunistas”, fundamentalistas demócratas, nacionalistas demócratas, etc.

Sin embargo, si echáramos una mirada a tan sólo 30 años atrás y  comparáramos las democracias con las de nuestros días, nos daríamos cuenta que se ha logrado  bastante.  Hoy, podemos afirmar  con toda seguridad que sí nos estamos poniendo de acuerdo, aunque sea lentamente, poco a poco, porque empezamos a comprender que la democracia es un proceso. La Democracia no es una cosa que se da en forma automática simplemente al crear  instituciones y  Cartas Constitucionales. Hay etapas o niveles que se van realizando y que la van afianzando . Algunas veces esas etapas no están lo suficientemente consolidadas y entonces es fácil que surjan propuestas menos demócratas.

Podemos apreciar y observar la evolución democrática en diferentes países;  en unos pocos se logró la consolidación rápidamente, algunos, dentro del proceso  se estancan,  y en otros -podríamos decir- que hay interrupciones aparentando retrocesos, por cierto nada novedosos.  La historia nos puede enseñar como esas interrupciones se han dado en la mayoría de los países que emprendieron el camino de la  democracia. Prácticamente todos los países democráticos han tenido a lo largo de su historia golpes de estado, dictadores y tiranos casi siempre militares o fanáticos religiosos.

También es aceptable y comprensible que se observen algunas diferencias: un socialista demócrata no es esencialmente demócrata (¿es más socialista que demócrata o más demócrata que socialista?). Por eso es fácil encontrar las razones por las cuales unas democracias y unos demócratas aún son débiles y no completamente coincidentes con los ideales mismos de la democracia.

Una de esas razones, es que la democracia es muy joven, muy nueva tal y como la conocemos hoy, tiene sus raíces entre los siglos XVI y XVII.
España y Argentina hace menos de 30 años iniciaron sus procesos democráticos modernos casi al mismo tiempo, allá por los años 78-80. Solo como referencia, hasta hace muy poco, según el PNUD:  -fines del decenio de 1970- habían solo 40  países que poseían sistemas democráticos de gobierno; actualmente más de 120 países han comenzado la tarea de crear sociedades democráticas, esto representa dos terceras partes de la población del mundo.             
 
Otra razón-quizá la más importante- es que no nos damos cuenta que no hemos educado para la democracia. Inclusive en los países más avanzados del mundo, la educación democrática es casi inexistente en los programas de educación preescolar, primaria y secundaria. Esto es una realidad que tenemos que enfrentar y corregir lo más rápido posible. Debemos enseñar los valores democráticos porque estos traen  Paz y  Libertad.

Se podría  “exportar este modelo político”, la democracia, con la misma fuerza con la que lo hacemos con nuestros productos comerciales. A la “larga”  es la mejor inversión que podemos hacer  para evitar cualquier tipo de conflictos bélicos. No deberíamos olvidar que  iniciamos este  siglo XXI con al menos 30 guerras importantes en el  mundo (algunas en Europa) y sin embargo de la mayoría de ellas, prácticamente ni nos acordamos. 

Al terrorismo debemos de atacarlo por todos los frentes, fundamentalmente en  lo que signifique prevención, a corto, mediano y largo plazo; esto incluye Educar para la Democracia por todos los medios posibles de una manera masiva y sostenible, al menos como un contrapeso mínimo de los fundamentalismos religiosos, nacionalismos y  todo tipo de extremos que sirven como medios que conducen a la violencia.

En una “Entrevista con la Historia” que  la periodista Oriana Fallaci hiciera en 1972, Golda Meir dijo: “A la paz con los árabes sólo se podría llegar a través de una evolución por su parte, que incluyera la democracia. Pero vuelva a donde vuelva los ojos, no veo ni sombra de democracia. Veo solamente regímenes dictatoriales. Y un dictador no tiene porque dar cuentas a su pueblo de una paz que no hace”.

Bien, yo no me hubiera referido así, expresamente de los árabes, lo habría hecho en términos generales  a esos seres humanos -cualquiera sea su etnia-  que piensan y actúan con conceptos nacionalistas o fundamentalistas fanáticos, como  fueron quienes formaron parte del grupo “Sendero Luminoso” de Perú o lo que es el grupo de Al Qaeda actualmente con personas como Osama Bin Laden, cuando declara una “guerra santa”, gente que no respeta la legalidad internacional, la vida humana y mucho menos los Derechos Humanos o dictadores como Sadam Husein  que en su ceguera oprimen a sus pueblos y los arrastran con sus miserias.

Por todo esto, he presentado en mayo pasado, un proyecto al gobierno de Costa Rica (actualmente en estudio) para que haga una propuesta en la Organización de las Naciones Unidas, con la intención de establecer una Oficina especial para Educar para la Democracia. Una iniciativa independiente que pretende diseñar y desarrollar una estrategia nueva y moderna, de tecnología educativa y creativa, dentro de un marco ideológico de interpretación universal de la democracia, reconocida como un proceso y base fundamental en el fortalecimiento de los conocimientos, valores y actitudes para la práctica de estilos de vida democrática, en la sociedad moderna de Costa Rica y el mundo.

Algunas razones por las que nuestro país, Costa Rica, es reconocido mundialmente por su liderazgo de democracia, paz y libertad son: La abolición del ejército en 1948,  iniciativa que no solo es un ejemplo para el mundo por su espíritu verdaderamente pacifista, sino también, porque facilitó un desarrollo humano que es un modelo para la sociedad mundial. En 1964 integrado ya a las Naciones Unidas, Costa Rica presentó la propuesta para el  establecimiento de la Oficina del Alto Comisionado de los Derechos Humanos, que logró ser aprobada en 1993, luego de una larga espera.

El 5 de diciembre de 1980, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas resolvió la creación de la Universidad de la Paz  a raíz de una propuesta presentada también por Costa Rica. Seis años más tarde, nuestro país gracias a una nueva iniciativa, logra la Proclamación del Año Internacional de la Paz y en 1987, el costarricense Oscar Arias Sánchez es merecedor del Premio Nobel de la Paz en reconocimiento de lo que Costa Rica ha hecho por la Paz, la Defensa de los Derechos Humanos, la Libertad y la Democracia.

Y en España, podemos ver que el sentimiento democrático se hace sentir de manera permanente . Algunos ejemplos: El  21 de octubre de 2002, su Alteza Real El Príncipe de Asturias  invitó en Salamanca a los jóvenes iberoamericanos “a ser motor del desarrollo e impulso de la democracia”.

 El día 29 de ese mismo mes, Su Majestad el Rey le manifestó al presidente de Irán, Mohamed Jatami: “que es necesario responder al reto de traducir los ideales de las grandes mayorías del pueblo iraní, que reclaman un nuevo concepto de autoridad, de participación y de reforma democrática, para incrementar su prosperidad  y su libertad”.

El Presidente José María Aznar es un demócrata que cree en los valores democráticos, los practica, es coherente, consecuente con ellos y los impulsa permanentemente en todas sus intervenciones públicas.

Adolfo Suarez en una entrevista que le hicieran en la revista Actualidad en diciembre pasado cuando le preguntaron acerca de lo que debíamos de hacer para que las generaciones que nos sucedan sepan vivir sin el uso de la violencia, contestó: “En primer lugar, luchar activamente por el fin de la violencia, por que la violencia no quede como un legado para nuestros herederos. Esa es una responsabilidad que no podemos trasladar a las próximas generaciones . Y en segundo lugar, educar a éstas en los valores de la democracia. La educación es el mejor antídoto contra la violencia”.

 Entendemos que la democracia no es la solución total a nuestros problemas,  pero creemos que  es el modelo político que produce más Bienestar humano, más Prosperidad,  más Libertad  y fundamentalmente más Paz.  De nuevo, estamos en una época de la humanidad en que debemos asumir la responsabilidad ineludible, que en este sentido, el siglo XXI nos demanda.