Por Ricardo Vilchez Navamuel
Cuestiono a las autoridades políticas, cuando convierten sus atribuciones y responsabilidades en autoritarismo irracional, con fines personales.
Cuestiono a la academia, por dogmática,
restrictiva, inquisitiva, anticientífica y acomodada a sus intereses económicos
y muchas veces ideológicos.
Cuestiono a los científicos, cuando dejan de
serlo y aceptan las narrativas impuestas por las directrices políticas.
Cuestiono a la ciencia que se llama así mismo, ciencia, pero que no permite y no acepta investigación científica que no venga de la autoridad científica.
Cuestiono a la Iglesia por dogmática,
hipócrita, mentirosa, manipuladora y encubridora de información importante para
la humanidad.
Cuestiono a las autoridades internacionales,
cuando priman intereses elitistas e ideologías políticas contrarias a la
libertad.
Cuestiono a las autoridades del mundo
financiero, porque manipulan todo por intereses de muy pocos.
Cuestiono a las autoridades de la narrativa de
los medios masivos, porque dejaron la investigación, el análisis y la
neutralidad y son cómplices de los intereses de las élites.
Cuestiono a los periodistas por abandonar su
profesión y plegarse a las autoridades políticas.
Cuestiono a las autoridades sanitarias, cuando
hacen directrices políticas que atentan contra las libertades de los individuos
y fomentan el miedo sin argumentos científicos.
Cuestiono a los mercantilistas que se hacen
pasar por capitalistas.
Cuestiono la narrativa de la historia cuando
viene acreditada de las autoridades políticas.
Cuestiono a las autoridades de la narrativa
oficial de la arqueología tradicional cuando fundamentándose y justificándose ante
la academia, se impone de manera autoritaria.
Cuestiono a la narrativa de la industria
farmacéutica por su comportamiento mercantilista ante la enfermedad y el dolor
humano.
Cuestiono a las autoridades de la medicina,
porque se inclinaron por la química y no por la física.
Cuestiono a las autoridades de todos los
sistemas religiosos dogmáticos favorecedores de infundir el miedo para sus
propósitos insanos.