jueves, 1 de agosto de 2013

Besos…besos y besos.



Besos…besos y besos.
Por Ricardo Vilchez Navamuel

Hace unos días, una mañana como muchas otras, atravesé  la ciudad de San José en automóvil   por una de esas pocas vías bien cementadas con las que contamos como acceso hacia el oeste de la ciudad;  fui impactado por una escena que al principio, no lo niego, me causó repulsión y asco y sin embargo no sé por qué, de inmediato reflexioné en la experiencia de fondo que estaba ocurriendo.
Dos indigentes, un hombre tal vez de 50 años aunque parecía mayor y una mujer también con una edad semejante en extremo sucios por falta de limpieza, de baño… se daban un beso. Me vino a la mente,  el intercambio inevitable de gérmenes, piojos, pulgas y  todo  lo que compartían en ese momento.
Me percato en un instante del cómo percibimos la experiencia cuando lo hacemos de manera superficial y de la diferencia de percepción que podemos tener si ponemos un poco de atención…Jiddu Krishnamurti, destacado pensador de la India lo expresaba así: “estar en estado de alerta”.
 
A primera vista la información es percibida como un relámpago, lo que capta mi propia experiencia de acuerdo a lo que los ojos me transmiten, en el caso que nos ocupa sin embargo, al detenerme en lo percibido, se amplía mi percepción y logro observar lo que en verdad ocurría entre ellos. Efectivamente, lo que allí aparentemente estaba sucediendo,  no era tan solo el intercambio de gérmenes, etc; ahí ocurría simultáneamente  algo que podríamos llamar, trascendente.
El beso fue sutilmente sellado por ambos en sus labios. Me pareció fraterno, aunque probablemente tenía también su connotación de pareja sexual.  Lo hicieron con  el afecto de dos personas que  reconocen sus circunstancias, aunque con cierto grado de inconciencia por el licor y las drogas que nos impresionaba con solo verlos.   En sus miradas noté cariño, complicidad, ternura, como una necesidad de protección, era un beso de hasta luego... de nos vemos más tarde.
Para ellos, sin embargo la experiencia sin duda alguna es mucho más de lo que yo podría captar en tan pocos instantes: parecían el uno para el otro.
Hay besos…besos y besos

Besos…y besos.



Besos…y besos.

Por Ricardo Vilchez Navamuel


Hace unos días, una mañana como muchas otras, atravesé  la ciudad de San José en automóvil   por una de esas pocas vías bien cementadas con las que contamos como acceso hacia el oeste de la ciudad;  fui impactado por una escena que al principio, no lo niego, me causó repulsión y asco y sin embargo no sé por qué, de inmediato reflexioné en la experiencia de fondo que estaba ocurriendo.
Dos indigentes, un hombre tal vez de 50 años aunque parecía mayor y una mujer también con una edad semejante en extremo sucios por falta de limpieza, de baño… se daban un beso. Me vino a la mente,  el intercambio inevitable de gérmenes, piojos, pulgas y  todo  lo que compartían en ese momento.

Me percato en un instante del cómo percibimos la experiencia cuando lo hacemos de manera superficial y de la diferencia de percepción que podemos tener si ponemos un poco de atención…Jiddu Krishnamurti, destacado pensador de la India lo expresaba así: “estar en estado de alerta”.
 
A primera vista la información es percibida como un relámpago, lo que capta mi propia experiencia de acuerdo a lo que los ojos me transmiten, en el caso que nos ocupa sin embargo, al detenerme en lo percibido, se amplía mi percepción y logro observar lo que en verdad ocurría entre ellos. Efectivamente, lo que allí aparentemente estaba sucediendo,  no era tan solo el intercambio de gérmenes, etc; ahí ocurría simultáneamente  algo que podríamos llamar, trascendente.

El beso fue sutilmente sellado por ambos en sus labios. Me pareció fraterno, aunque probablemente tenía también su connotación de pareja sexual.  Lo hicieron con  el afecto de dos personas que  reconocen sus circunstancias, aunque con cierto grado de inconciencia por el licor y las drogas que nos impresionaba con solo verlos.   En sus miradas noté cariño, complicidad, ternura, como una necesidad de protección, era un beso de hasta luego... de nos vemos más tarde.

Para ellos, sin embargo la experiencia sin duda alguna es mucho más de lo que yo podría captar en tan pocos instantes: parecían el uno para el otro.

Hay besos…y besos