VENEZUELA Y LA GRAN ESTAFA DEL SIGLO XXI
Ricardo
Vilchez Navamuel



cada vez es más grande;
escasean las medicinas y la inseguridad promedio deja al país como uno de los
lugares más peligrosos del planeta.
Con las mieles
recogidas durante 13 años con el precio del petróleo por las nubes, no fue
capaz siquiera de crear un fondo de contingencia como lo hicieron sus socios de
la OPEP. Según noticias reciente, Venezuela le ha comprado petróleo a Estados
Unidos. http://www.abc.es/internacional/abci-venezuela-compra-primera-petroleo-estados-unidos-201602041229_noticia.html
Pero Hugo Chávez no
solo se dedicó a despilfarrar y destrozar la economía y la política venezolana,
no contento con eso, llevó a su gobierno al mayor grupo de ineptos que puede tener la
administración de un país. Una de las peores cosas que hizo Chavez a los venezolanos fue dejar la “mesa servida” para
que Nicolás Maduro heredera el poder en
lo que hoy podemos llamar “La Gran Estafa del siglo XXI”, un hombre tan inepto,
que aun habiendo ocupado algunos puestos
políticos importantes, pareciera no aprendió nada. Fue diputado y Presidente de
la Asamblea Nacional, Canciller, Vicepresidente ejecutivo, Presidente Encargado,
Candidato Presidencial y para infortunio del país, al presente, Presidente de
Venezuela. Tan solo escucharlo da “vergüenza ajena”.
Antonio Sánchez
García, filósofo venezolano, militante en las huestes de la izquierda marxista,
en un apartado de un artículo suyo titulado “Desmitificando el bloqueo:
economía política de la miseria” y recién publicado acá en Costa Rica, dice de manera tajante –y triste digo yo- lo
siguiente: “La depauperación de Cuba y Venezuela no ha tenido otra razón que asegurar
el control totalitario y policiaco de la
voluntad popular. La causa es estrictamente político-ideológica, no económica”.
Podemos afirmar
entonces que la gran estafa del siglo XXI, es una estafa política-ideológica,
aunada en el caso de Venezuela, al robo de muchos “reales” y de la gentuza
ignorante en el poder.
Hoy los venezolanos,
con el triunfo de la oposición política en las pasadas elecciones
parlamentarias, pueden sentir alguna esperanza de cambio que mejore su vida
cotidiana y su bienestar humano. Ojalá, esto sea suficiente para comenzar a enderezar
un país que teniéndolo todo, vergonzosamente ocupa los últimos lugares en
índices tan importantes como son los de la pobreza, la libertad, la economía, la
seguridad ciudadana y los derechos humanos.
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