ESPIRITUALIDAD
Por Ricardo Vilchez
Navamuel
Cuando intentamos
hablar de espiritualidad, inevitablemente acudimos en primera instancia al
Diccionario de la Real Academia Española
(DRAE) que la define de la siguiente manera:
f. Naturaleza y condición de lo que es
espiritual: su espiritualidad le
llevó a donar todos sus bienes a fundaciones benéficas.
Inclinación
de alguien hacia lo espiritual e inmaterial: su espiritualidad le llevó al éxtasis religioso.
Conjunto de creencias y actitudes
que caracterizan la vida espiritual de una persona o de un grupo de
ellas: la espiritualidad
cristiana es diferente a la islámica.
La verdad
es que uno se queda perplejo de estas acepciones, principalmente de la primera
y tercera. Una, porque su significado tiene alguna carga de carácter
mercantilista en el tanto infiere “un a cambio de algo” y, la otra, porque
según el DRAE hay distintas espiritualidades según la religión que se
practique.
En lo que pareciera estamos de acuerdo es que, comprendemos
la espiritualidad como algo no material o al menos no tangible.
La
espiritualidad nos parece es una sola y tiene muy poco que ver con los sistemas
religiosos, nada que ver con el ritualismo ni con lo que llamamos religiosidad.
Es más, podríamos definirla así: “Es la
actitud, la intención y la forma de búsqueda que hace un individuo de lo que
trasciende, de lo que es universal y por lo tanto acepta la dificultad o
diversidad de la vida, entendiéndola como
un experimentar permanente”.
Esto
indefectiblemente tiene que ver con el inicio de una auténtica comprensión de
sí mismo que a su vez, involucra una total libertad e independencia de pensamiento, por un camino en solitario de pocas certidumbres y guiados solo por la intuición.
Una de
las primeras cosas que puede uno detectar en una persona que está en el camino
espiritual, es una evidente pérdida a los miedos que han sido impuestos por
medio de dogmas filosóficos y religiosos;
por ejemplo el temor a Dios. Uno
se pregunta: ¿Por qué debe uno temer a Dios, si Dios es amor?
El AMOR
es, aunque al principio el espiritualista no lo sepa, el objetivo o la meta
final. Ejemplos hay muchos, personas que logran
estados de éxtasis sea porque lo
han buscado o porque de alguna manera este se ha realizado espontáneamente,
logran acariciarlo.
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